El endemoniado gadareno

Marcos 5:1-20

  1. El endemoniado bajo la esclavitud de Satanás: Marcos 5:1-5.
  2. La liberación: v. 6-20.

Explicación y enseñanza

Gadara estaba situada más o menos frente a la ciudad de Tiberias. El país de Gadara antiguamente se llamaba Basán. ¿En qué consistía la esclavitud del poseído? Muchos demonios vivían en él; lo atormentaban y lo hacían peligroso para los demás. ¿De qué servían los remedios humanos (las cadenas)? Eran inútiles; el diablo era más fuerte que los hombres (Mateo 8:28-29). Se describe cómo el Señor desembarcó a orillas del mar y cómo el endemoniado vino hacia Él, muy enojado; de repente, reconoció a Jesús, corrió a su encuentro y le rindió homenaje. El Señor lo liberó por medio de su palabra. ¿Cómo se comportaron los demonios? Atormentarlos “antes de tiempo” significa antes del gran juicio en el día postrero, cuando su tormento será aún más grande que antes. Los demonios reconocieron el poder de la autoridad del Señor, quien les concedió su petición. Sus ganas de asesinar y destruir provocaron el ahogo de los cerdos; al mismo tiempo, la muerte de los cerdos no era injusta, ya que los gadarenos no debían poseer cerdos (Levítico 11:7).

El gadareno, imagen del hombre bajo el poder de Satanás, es inconstante, irracional, similar a un suicida. El ser humano es empujado de un vicio a otro; no sólo es esclavo del pecado (malos deseos, alcoholismo, ira), sino también esclavo de Satanás (Efesios 2:1-2). El mundo moral pretende liberar a la gente del poder del pecado y del vicio, y las autoridades tienen el deber de protegerla de los malos, motivo por el cual vemos aquí que pusieron cadenas al endemoniado. (Compárese con presidios, establecimientos de trabajos forzados, etc.). La pena fue inútil, pues sólo Jesús libera verdaderamente (Juan 8:36).

¿Cómo hallamos al pecador liberado por Jesús?

  1. Descansa en el Señor: está sentado tranquilo a los pies de Jesús y escucha su Palabra (Colosenses 1:12-13; 1 Pedro 2:2).
  2. Está vestido con el vestido de la justicia (Isaías 61:10).
  3. Está en su sano juicio, es decir, no se daña más a sí mismo, mientras que, por el pecado, se pierde en alma y cuerpo (Romanos 6:21-22; 12:1) y arruina también a otros (12:18; 13:9-10).
  4. Sólo anhela estar con el Señor, de quien antes huía; ahora es testigo del Señor ante sus semejantes (v. 18-20; Filipenses 1:22-23).

¿Cómo se comportan los gadarenos? La presencia del Señor les es aún más insoportable que la de Satanás. ¡Qué triste! Hoy también, muchos prefieren llevar el pesado yugo de Satanás antes que el ligero yugo del Señor.