Cada paso que damos en el camino de la obediencia es acompañado de bendiciones reales, verdaderas, porque la obediencia es el fruto de la fe, y la fe nos asocia a Dios, y nos introduce en una comunión viva con él.
Cada paso que damos en el camino de la obediencia es acompañado de bendiciones reales, verdaderas, porque la obediencia es el fruto de la fe, y la fe nos asocia a Dios, y nos introduce en una comunión viva con él.