Por tanto, tomad la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes.
(Efesios 6:13)
Los hijos de Dios a menudo son tentados a hacer el mal. Usted, que es un hijo de Dios, ¿sabe lo que debe responder cuando alguien le incite a hacer o decir algo malo? Usted debe decir «no». A veces es muy difícil decir «no».
En Daniel 3 leemos que un gran rey, Nabucodonosor, hizo construir un gran ídolo de oro. Asimismo ordenó que todos los pueblos se postraran ante dicho ídolo. Él decía que éste era un dios.
El día fijado, todos los pueblos estaban reunidos para adorar al ídolo del rey. El pregonero real anunció en alta voz: “Mándase a vosotros... que al oír el son... de todo instrumento de música, os postréis” (v. 4-5). Poco después la música comenzó a hacerse oír. ¿Piensa usted que todo el mundo fue obediente y se postró como si este ídolo fuese un dios? ¡No! Tres jóvenes no doblaron sus rodillas, sino que permanecieron de pie.
Naturalmente, cuando el rey oyó esto se encolerizó y dijo: «¿Dónde están esos jóvenes que se atreven a mantenerse de pie pese a que ordené que todos se postraran? ¡Traedlos!» Los servidores del rey trajeron, pues, a los tres jóvenes: Sadrac, Mesac y Abed-nego. El rey les dijo: «Hay un horno de fuego que se ha calentado siete veces más que lo habitual. Si no os postráis ante el ídolo, ¡seréis echados en el horno de fuego! Ahora la música va a comenzar y os ordeno que os postréis».
Los jóvenes se negaron y le dijeron al rey: «No, oh rey. Nosotros servimos al Dios viviente. No podemos postrarnos ante el ídolo y pecar así contra nuestro Dios. Debes saber, oh rey, que nosotros no nos postraremos ni adoraremos al ídolo. Nuestro Dios viviente nos librará».
Eran tres jóvenes llenos de coraje, que amaban a Dios y le temían. ¡Se atrevieron a decir «no» al rey! Eso no fue fácil. Sabían que serían echados al horno de fuego, pero amaban a Dios más que a sus propias vidas. Temían a Dios más que al rey. Éste ordenó que fueran arrojados al horno de fuego. ¡Estaba verdaderamente furioso! Pero ¡qué maravilla! Dios envió su ángel para que les protegiera. ¡El fuego no les hizo ningún daño!
La Biblia cuenta la historia de esos tres jóvenes porque tuvieron el coraje de decir «no» a una orden impía. Son, pues, un ejemplo para nosotros.
Por amor al Señor, el cristiano debe decirle «no» al mal.
Por amor al Señor, el cristiano debe decirles «no» a aquellos que quieran arrastrarlo a hacer el mal.
Por amor al Señor, el cristiano debe decirle «no» al diablo, quien le sugiere que desobedezca a Dios. Debe decirle «no» al diablo, quien querría hacerle creer que Dios no le ama.
¿Cómo se puede resistir al mal? Es necesario hacer como Daniel y sus amigos. Ellos habían determinado en sus corazones que no se mancharían con cosas abominables para Dios (1:8-21). Por tanto, vivían en una permanente comunión con su Dios; es decir, llevaban una vida de oración y de obediencia a la Palabra de Dios. Esta Palabra no les permitía adorar a otros dioses.
Nosotros, pues, debemos separarnos del mundo y del mal y vivir en comunión con el Señor Jesús, con oración y obediencia a la Palabra de Dios.