Un misionero muy conocido fue invitado a cenar, junto con un gobernador de la India, en casa de un señor importante. Durante la conversación, el gobernador dijo:
— Usted pretende haber visto centenas de convertidos en la India. Yo llevo viviendo aquí muchos años y ¡nunca he visto ni uno!
El misionero le preguntó:
— Señor, ¿ha visto usted algún tigre en la India?
— Seguro, fui a cazar y yo mismo maté a muchos.
— Pues bien —replicó el misionero—, yo nunca he visto un tigre en la India; usted vio lo que buscaba, y yo también.