Dios reclama como hijos suyos y como su morada a aquellos que son de Cristo. Ello determina la responsabilidad del andar de un hijo. Por desgracia, cuán numerosos son los que prefieren no reconocer en su marcha práctica su responsabilidad en cuanto a andar con Dios. ¿Cree que Dios habita en usted? Si ello es así, ¿cómo es su modo de andar?