Extracto de una carta
Querido amigo:
Estamos contentos de saber que nuestro Dios y Padre midió todo. Él tiene delante de sí mismo la manera en que reflejaremos las glorias de su Hijo y con esta meta él obra mientras estamos en la tierra.
“Somos hechura suya” (Efesios 2:10) y cuando el divino escultor haya terminado su trabajo, nos retirará de su taller para colocarnos sin ruido en el lugar que eternamente ocuparemos para su gloria... Durante el largo tiempo en que yo también estuve enfermo, usted me escribió: «Lo que Dios hace en nosotros es más importante que lo que hacemos para él». Esta observación me dio ánimo y muchas veces la he repetido a enfermos que, viéndose inactivos, se afligían por sentirse inútiles. Un día se dirá: “¡Lo que ha hecho Dios!” (Números 23:23). Él mostrará “en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:7)... Esta tierra no es otra cosa que el laboratorio de Dios. Mientras estamos aquí, Él trabaja. Cuando toda su obra esté terminada, el mundo actual desaparecerá para dar lugar a la nueva tierra, en la cual morará la justicia (2 Pedro 3:13). Entonces, vale la pena quedarse en la tierra para que el Señor haga en nosotros lo que es agradable delante de él (Hebreos 13:21).
Desde luego, se necesita fortaleza para tener paciencia; más que para actuar. “Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo” (Colosenses 1:11-12). Pero, “el Señor está cerca” (Filipenses 4:5).