Una roca espiritual

1 Corintios 10:1-13

Pregunta

Este pasaje nos habla de un alimento espiritual, de una bebida espiritual y de una roca espiritual. ¿Cuál es el sentido del adjetivo? ¿No era todo esto material?

Respuesta

Notemos primeramente la frecuencia del adjetivo “espiritual” en esta epístola a los Corintios: se usa para las explicaciones en el capítulo 2 (v. 13, V.M.), para los dones en el capítulo 12 (v. 1), para los dones en el capítulo 14 (v. 1) y para la resurrección del cuerpo en el capítulo 15 (v. 44). Efectivamente, Dios nos habla en este libro del funcionamiento concreto de la iglesia, pero no desea que nos quedemos en los aspectos materiales o externos. Desea que discernamos lo que el Espíritu nos comunica, el cual dirige y coordina todo en la iglesia. Por el Espíritu podemos conocer el significado espiritual de lo que Dios nos dice.

El maná, el agua, la roca eran materiales, tangibles, pero podemos, y debemos, sacar de los relatos que los mencionan, así como de toda la Escritura, una enseñanza espiritual para los tiempos actuales (véase v. 6, 11).

El maná es la figura del verdadero pan del cielo, del pan de vida, es decir del Señor (Juan 6:32, 48). Responde siempre a las necesidades de nuestras almas; Él, quien es el alimento del creyente en su andar aquí en la tierra.

El agua es la Palabra que da vida, que hace crecer, y que lava (Juan 3:5; Efesios 5:26).

La roca, tan a menudo mencionada en la Escritura, es espiritualmente siempre lo mismo, ya sea en Horeb (Éxodo 17), al principio del trayecto, ya sea en Cades (Números 20), cerca del final del viaje; y en este sentido, la roca les sigue. Simboliza a Cristo (1 Corintios 10:4), firme apoyo siempre presente, fuente de todas nuestras bendiciones.

Este pasaje nos ayuda a comprender cómo hemos de leer la Palabra: Dios habla “enteramente para nosotros” (9:10). Nos enseña cómo se puede estar externamente cercano a Dios, sin entrar en la realidad de lo que quiere darnos o comunicarnos. Aquí hay un llamamiento a nuestra responsabilidad. ¡Qué grave sería ocuparse de la Escritura, sin recibir la enseñanza espiritual que ella nos da, sin sacar las consecuencias en nuestras vidas!