“El deseo de la carne es contra el Espíritu,
y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.”
(Gálatas 5:17-18)
Algunos dicen que la carne en ellos está muerta y que ya no actúa. Pero no es así; la carne está siempre presente, y lo experimentaremos muy pronto si no tenemos en cuenta que el Espíritu Santo está en nosotros. Un hombre persistía en decir que su carne había desaparecido y que no tenía más deseos intempestivos. Alguien le tiró un vaso de agua al rostro, e inmediatamente reaccionó encolerizado. Su carne no estaba muerta, ¡solo esperaba la ocasión de manifestarse! Usted no está bajo la ley, es decir bajo ninguna ley; no solamente bajo la ley dada por Moisés, sino bajo ninguna ley o regla que nos guste inventar para nuestra vida. Estemos seguros de esto: el Espíritu Santo no nos lleva jamás a una ley, porque la ley no da ni la vida ni la fuerza.