Las contrariedades

Ya sabemos cómo podemos ser exasperados poco a poco por una sucesión de contrariedades. La acumulación de pequeños motivos de irritación a menudo logra hacernos perder el dominio propio más fácilmente que una gran prueba. Sin embargo, pongamos los ojos en Jesús, así como nos lo presentan los evangelios: apremiado por las muchedumbres, solicitado por las múltiples necesidades, acosado por preguntas, contradicho, lisonjeado, insultado, pero contestando a todos con este amor que “todo lo sufre… todo lo soporta” (1 Corintios 13:7).