“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley…
Vivifícame según tu palabra…
Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.”
(Salmo 119:18, 25 y 136)
Lea la Biblia porque nada puede reemplazar esta lectura, y usted sacará inestimables beneficios.
¿Sabe que, por ella, es Dios quien le habla? Se dirige directamente a usted. Es el Espíritu Santo quien le conducirá en esta lectura para abrir su corazón y su inteligencia al conocimiento de Su amor.
Debe leerla con el profundo respeto debido a Dios que la dio, porque “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).
La Biblia revela a los hombres el verdadero estado en el cual se encuentran delante de Dios: pecadores. Pero ella da a conocer también cómo esos pecadores pueden ser justificados. Será instruido en los pensamientos de Dios. Conocerá Su amor y la herencia eterna que él quiere dar a aquellos que le aman.
Seguirá a Jesús, el Cordero de Dios, en su marcha perfecta sobre la tierra, su camino de amor, desde el pesebre hasta la cruz. Pero la Biblia dirigirá también su mirada hacia el cielo donde Jesús resucitado entró como nuestro precursor y de donde lo esperamos para ser introducidos junto a él en la casa del Padre.
La Biblia es el libro maravilloso que debe leer para su mayor bendición.