En todas las pruebas y sufrimientos en las que podamos encontrarnos, es imposible dudar de la bondad de Aquel que ha querido tomar nuestro lugar en el juicio; si lo pensamos, eso pone una barrera infranqueable ante todo sentimiento indigno de nuestra parte hacia Él, quien nos demostró un amor tan grande. Los designios de Dios para con nosotros no pueden tener otra fuente más que su amor revelado en Jesucristo nuestro Señor.