La posición del cristiano en Cristo

Efesios 2:4-6

“Dios... juntamente con Cristo... nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).

 

“Dios… nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”. Estas maravillosas palabras indican la posición real actual de cada persona que ha creído en el Señor Jesucristo como su Salvador. Decimos la posición efectiva para apartar el pensamiento de que es una cuestión de experiencia o algo por lograr. No es eso, es un hecho que es tan cierto para el más joven creyente como para el mayor. En cuanto a la realización práctica de esta inmensa verdad, los días y los años pueden marcar una gran diferencia; pero en cuanto al hecho mismo de ella, el tiempo o la experiencia no la alteran.

Hay algo maravilloso en la forma en que el Espíritu Santo presenta dicha verdad en este capítulo. Primero da la historia del judío o del no judío: todos estaban muertos en sus delitos y pecados (véase Efesios 2:1). ¡Qué imagen más sombría! “Pero Dios…” (v. 4); ¡Qué palabra este “pero”! Consideremos cómo entra Dios en esta escena oscura: según las “riquezas de su gracia” (v. 7), según su gran amor, según las riquezas de su misericordia (v. 4). Él nos amó, “aun estando nosotros muertos en pecados” (v. 5), y “nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (v. 6).

¡Qué extraordinaria gracia! Y para cada alma, ahí es donde comienza Dios. Los “lugares celestiales” no son la meta del cristiano, sino el punto de partida; no es la posición que espera alcanzar, sino el lugar en el que ahora está. El gran objetivo de Satanás es alejarlo del conocimiento de su posición ante Dios. El deseo del enemigo es, efectivamente, reducir al creyente al nivel de un hombre puramente terrenal, rodeado de las dificultades del mundo en el que vive; sin embargo, no necesita preocuparse por ello. Es un hombre celestial, aunque todavía esté en la tierra. Así como el sello deja su huella en la cera, esta grande y preciosa realidad debe marcar cada una de sus acciones, cada uno de sus caminos y de sus pensamientos.