Amigos de Dios, de Jesucristo

Abraham

Dios, en el transcurso de una aparición a Abraham, dijo: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer…?” (Génesis 18:17).Y le revela sus planes. Lo trata de amigo.

En su oración, el rey Josafat menciona al patriarca: “Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?” (2 Crónicas 20:7).

Dios retoma esta expresión cuando se dirige a su pueblo por medio de un profeta: “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo” (Isaías 41:8).

El Nuevo Testamento confirma: “Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:23).

Es el único hombre al que la Biblia llama expresamente: “amigo de Dios”. Es un honor muy particular.

Moisés

El relato bíblico nos dice: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, cual suele hablar un hombre con su amigo” (Éxodo 33:11, V.M.).

Dios dijo de él: “Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras” (Números 12:6-8).

Jesús y sus amigos

En sus últimas conversaciones con sus discípulos, Jesús les dice: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15:15). Estas palabras nos recuerdan lo que se nos dice de Abraham y Moisés. Jesús abrió su corazón a los suyos confiándoles sus comunicaciones.

Su amor por ellos lo condujo hasta la muerte: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (v. 13).

En el mismo párrafo, Jesús hace notar a los suyos su responsabilidad: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (v. 14).

 

Es útil notar que los creyentes, aunque muy privilegiados, jamás llaman a Jesús su amigo. Se presentan como sus siervos:

  • “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol…” (Romanos 1:1),
  • “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo...” (Tito 1:1),
  • “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo...” (Santiago 1:1),
  • “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo...” (2 Pedro 1:1)
  • “Judas, siervo de Jesucristo...” (Judas 1:1),
  • “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (Apocalipsis 1:1).