Introducción
En un estilo claro y conciso, el autor destaca los elementos importantes de cada uno de los libros de la Biblia. Estos resúmenes serán muy útiles a todos los lectores de la Biblia ya que proporcionan un panorama general de las Escrituras. Rogamos a Dios que, por su Espíritu, estimule a todos los lectores a un estudio más profundo de su Santa Palabra.
Génesis
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
(Génesis 1:1)
Génesis significa «principio». Este libro trata de la creación y de la vida, y proporciona las semillas de todo lo que se desarrolla después a lo largo de toda la Biblia. Relata, de manera hermosa, la simplicidad de la vida temprana en la tierra, pero también el comienzo del pecado y de la corrupción en el mundo. Hace resaltar el aborrecimiento y el juicio de Dios con respecto al mal. Génesis simboliza la obra de Dios que da la vida eterna al alma mediante el nuevo nacimiento, y la promesa del fruto en la vida del creyente.
Encontramos en este libro la historia de siete destacados patriarcas:
- En Adán se ven lecciones de vida y muerte. Es una figura de Cristo, puesto que los dos son cabezas de raza; pero hay un contraste entre ellos por el hecho de que Adán murió, mientras que Cristo es una Cabeza viviente.
- Enoc nos enseña acerca de la marcha y del traslado de los creyentes. Caminó con Dios, y “por fe Enoc fue trasladado” (Hebreos 11:5; VM). Prefigura a los creyentes que serán arrebatados en la venida del Señor.
- La vida de Noé ilustra las obras y la salvación. Sus obras fueron obras de fe. Fue salvado a través del diluvio para entrar en un mundo nuevo. Es una figura de los creyentes que serán salvados a través de la gran tribulación e introducidos en la nueva tierra en la cual Cristo reinará mil años.
- Abraham nos habla de fe y separación. Su altar habla de la fe; su tienda, de la separación. Llegó a ser peregrino por llamamiento de Dios.
- Isaac hace resaltar los principios de sumisión y perseverancia, porque, en general, su vida fue una vida de obediencia y de conformidad a la voluntad de Dios.
- Jacob ilustra la disciplina y la previsión. En su relación con Jacob, Dios lo llevó a someterse y a que fuese un adorador mientras se acercaba su muerte.
- José conoció en su vida el sufrimiento pero también la gloria. Ofrece aún hoy un precioso ejemplo para la fe de los creyentes.
Éxodo
“Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto...
y he descendido para librarlos.”
Éxodo 3:7-8)
Éxodo significa «salida». Su gran tema es la liberación. Aquí encontramos a Israel que ha llegado a ser una gran nación, pero en servidumbre de los egipcios, como esclavos. Dios ve la aflicción de su pueblo, oye sus gritos y conoce sus dolores. Libera a Israel después de enviar plagas terribles sobre Egipto.
En el capítulo 12, los israelitas deben poner la sangre de un cordero degollado, un cordero por casa, en los postes y en el dintel de la puerta de cada una de sus casas. Esta sangre es una figura de nuestra redención de la culpa de nuestros pecados por medio de la sangre de Cristo. Luego, el mar Rojo se divide e Israel cruza a salvo antes de que las aguas vuelvan sobre los egipcios y que éstos sean tragados y ahogados (14:26-28). La travesía del mar Rojo por Israel es una imagen de nuestra redención, por medio del poder de Dios, de la esclavitud del pecado y del mundo, una redención llevada a cabo por medio de la muerte y resurrección de Cristo.
Una segunda sección del libro comienza en el capítulo 19. Trata de la ley dada a Moisés, así como de la construcción del tabernáculo y de la institución de un sacerdocio especial en Israel. Aunque los creyentes de hoy no estén en ningún sentido bajo la ley, no obstante, su promulgación nos recuerda la autoridad de Dios establecida entre un pueblo redimido. El sumo sacerdote es una figura de Cristo; la familia de los sacerdotes representa ahora a todos los creyentes que forman la Iglesia de Dios. Habiendo sido hechos sacerdotes, los creyentes adoran a Dios por medio del Espíritu, en vez de hacerlo mediante formas exteriores inspiradas por la carne. El servicio del tabernáculo también ilustra de manera hermosa la gracia por medio de la cual Dios se ocupa continuamente de su pueblo, gozándose en tener a los creyentes cerca de Él en virtud del sacrificio de Cristo.
Levítico
“Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré,
y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.”
(Levítico 10:3)
Levítico deriva de Leví, que significa «unido». Este libro se ocupa de los principios santos de Dios al unir a Su pueblo a Él como adoradores. Por consiguiente, encontramos en los primeros capítulos las ofrendas necesarias para acercarse a Dios: el holocausto, la oblación, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado, la ofrenda por la culpa. Cada una de ellas hace resaltar la sola ofrenda de Cristo en sus varios aspectos. El sacerdocio también ocupa un lugar importante. Aarón es una figura de Cristo, el gran Sumo Sacerdote; sus hijos son una imagen de todos los creyentes del período (o dispensación) actual de la Iglesia, quienes son llamados “sacerdocio santo”, y “real sacerdocio” (1 Pedro 2:5, 9).
En este libro hallamos también varias leyes. La contaminación incapacitaba a alguien para acercarse a Dios hasta el tiempo en que éste fuese limpiado por un medio indicado por Dios. Estaba prohibido comer animales impuros, lo que simboliza el rechazo de aquello que es moralmente inmundo. La lepra, imagen de la corrupción del pecado que obra en un individuo, lo hacía impuro y le prohibía el acceso a Dios. Hay mencionados otros ejemplos de inmundicias, y todas ellas simbolizan la inmundicia moral o espiritual. Ya no observamos al pie de la letra estos mandamientos en cuanto a las cuestiones de pureza, sino que tenemos en cuenta las lecciones morales y espirituales que ellas nos enseñan.
El capítulo 23 describe las siete fiestas de Jehová que Israel debía guardar, no por propio interés, sino en adoración a Dios. Estas fiestas acentúan la grandeza de la obra de Dios en el curso de las diversas dispensaciones. El gran tema de Levítico es cómo el creyente puede acercarse a Dios en santa adoración.
Números
“Como lo mandó Jehová por medio de Moisés fueron contados, cada uno según su oficio y según su cargo; los cuales contó él, como le fue mandado.”
(Números 4:49)
Este libro presenta el censo y el ordenamiento de Israel en su marcha a través del desierto. Dios les dio instrucciones para el servicio y la guerra, mientras iban de camino a la tierra de Canaán. Dios atribuyó a cada uno un lugar particular, según a cuál de las doce tribus perteneciera. Los de las familias de la tribu de Leví —los coatitas, los gersonitas y los meraritas— ayudaban a los sacerdotes en el servicio del tabernáculo. Vemos en estos detalles la gran sabiduría de Dios, quien no cesa de ordenar todos los asuntos de la vida de los creyentes en el curso de su historia. Como los israelitas, nosotros, cristianos, también experimentamos la travesía de este mundo que encontramos como un desierto.
La historia de Israel relatada en este libro corresponde a casi cuarenta años de debilidad general, fracasos, quejas y desobediencias. Estas características se repiten muy tristemente en la Iglesia hoy. No obstante, el persistente cuidado y la fidelidad de Dios resplandecen maravillosamente por encima de la flaqueza de Israel. Esto resalta en la historia de Balaam (cap. 22-24), en la cual Dios defiende a Su pueblo contra todos los esfuerzos del enemigo por derribarlo.
Josué y Caleb (14:6-9) son ejemplos alentadores de inquebrantable consagración, en contraste con la desobediencia general. Nos recuerdan con fuerza que no debemos contentarnos con permanecer impotentes en las circunstancias de nuestras vidas cristianas. Nos conviene apreciar el lugar que Dios tiene a bien asignarnos y el servicio al cual nos llama, sin importarnos lo que los demás hagan a nuestro alrededor.
Deuteronomio
“Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios
estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte,
para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.”
(Deuteronomio 8:2)
Deuteronomio significa «repetición de la ley». Son las palabras que Dios, por medio de Moisés, destinó a Israel antes de que entrara en la tierra prometida, sin haber aún atravesado el Jordán. Examina fielmente su historia, mostrando todo en la luz de la propia gloria de Dios. En esa historia, muestra la aprobación de Dios por sus actos de obediencia y la desaprobación divina a causa de su falta de fe y de su desobediencia. También menciona la maravillosa gracia, la paciencia y la sabiduría de Dios en los caminos de Su gobierno para con los israelitas. Así deben recordar que Dios los ha conducido durante todo el camino. Lejos de exaltarlos, Él los humilló y los puso a prueba en cuanto a si serían obedientes o no. Permitió que tuvieran hambre, y los alimentó con maná a fin de que aprendieran a confiar en Él y en su verdadera y suficiente Palabra.
El libro también destaca e insiste en la responsabilidad que tenía Israel de hacer diligentemente la voluntad de Dios y de rendirle cuentas. En esto, nos hace pensar en el tribunal de Cristo. Puesto que este libro abunda en detalles, nos recuerda que los detalles de nuestras vidas son mucho más importantes de lo que nos gustaría pensar. Serán examinados con mucha atención cuando comparezcamos ante el Señor en aquel día.
Josué
“Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés,
todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.”
(Josué 1:3)
Josué significa «Jehová-Salvador». Corresponde al nombre de Jesús en lengua griega. Éste es un libro de conquistas y de victorias militares. Se ve a Israel encomendándose tranquilamente a Dios. No se precipita a la batalla, sino que, con tranquila deliberación, da cada paso bajo la dirección de las palabras de Dios. Los israelitas entran en la tierra prometida después de cruzar el Jordán en seco, pues Dios había permitido que las aguas que bajan del río se amontonen lejos. Esta travesía simboliza la unión del pueblo de Dios con Cristo muerto y resucitado. Sucesivamente, los enemigos deben ceder el paso frente al poder de Dios presente en medio del ejército de Israel. Es verdad que también hay dolorosos reveses para Israel debido a su falta de fe. Pero el tema general es el de la toma de posesión de la tierra de Canaán que Dios les había dado, despojando a sus enemigos.
Este libro se puede comparar con la epístola a los Efesios en el Nuevo Testamento. La tierra de Canaán nos habla de los “lugares celestiales”, la presente esfera de bendición en la cual los creyentes son introducidos “en Cristo”. Nuestras bendiciones están en los lugares celestiales (Efesios 1:3); nuestra posición está allí (2:6); y nuestra lucha también está allí (6:12). Para tomar posesión de nuestros bienes espirituales, debemos vestirnos de “toda la armadura de Dios”, con la cual podemos resistir y derrotar a las huestes de Satanás, quienes quieren impedir nuestro gozo que es verdaderamente nuestro. Por consiguiente, debemos meditar la Palabra de Dios “de día y de noche” (Josué 1:8).
Josué es una figura de “Cristo en nosotros” (Colosenses 1:27), es decir, en todos los creyentes, que nos hace victoriosos sobre todo el poder del enemigo. ¡Ojalá que, por medio de la fe, nuestros pies recorran esa buena tierra y que la hagamos verdaderamente nuestra!