Pepitas de oro /6

La paz

La paz

“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.”
(Filipenses 4:7)

  • Sea cual fuere la bondad de Dios, es una cosa muy seria encontrar la paz con un Dios de santidad. Cristo hizo la paz, pero quiere que sintamos lo que es necesitarla, a fin de que podamos conocerla.
     
  • Deseamos obtener la victoria a fin de encontrar la paz; pero nos hace falta tener la paz (la paz ya hecha por la obra de Cristo) para lograr la victoria. Entonces encontraremos la fuerza necesaria; pero la encontramos sólo cuando tenemos conciencia de que carecemos de ella.
     
  • El Evangelio de la paz nos pertenece en Cristo, pero el espíritu de paz debe morar en nuestro corazón. La paz fue hecha para nosotros, a fin de que podamos permanecer en paz.
     
  • La obra de Cristo es lo que da paz a la conciencia; pero una voluntad sometida, la ausencia de voluntad propia, tanto en las cosas grandes como en las cosas pequeñas, es lo que nos da la paz del corazón, mientras atravesamos las pruebas de este mundo.
     
  • En lugar de inquietarnos, deberíamos presentar a Dios nuestras peticiones, por medio de toda oración y ruego, de manera que, mientras le suplicamos, ya podemos darle gracias por estar seguros de que Él nos dará la respuesta, sea del modo que fuere. La Escritura no dice: «Obtendréis lo que habéis pedido», sino: “La paz de Dios… guardará vuestros corazones” (Filipenses 4:7). ¡Qué gracia es saber que nuestras mismas angustias son un medio del cual se sirve para llenar nuestros corazones de esa maravillosa paz!
     
  • Una de las pruebas evidentes de que vivo en Cristo es la tranquilidad. Mi parte está en otro sitio diferente de aquí abajo, y prosigo mi camino. Sean cuales fueren las circunstancias, si permanecemos en Dios, manifestaremos en ellas un espíritu apacible. No solamente nuestra alma es feliz para consigo misma, sino que lleva la atmósfera del lugar de donde ella viene.
     
  • ¿Encuentran todas sus pruebas corazones que se apoyan en Dios su Padre de manera que, si ellas llegaran a multiplicarse, su espíritu esté en reposo, su sueño tranquilo, y que pueda dormir y despertarse como si todo estuviese apacible a su alrededor (Salmo 3:5; 4:8), porque sabe que Dios está vivo y que dispone de todas las cosas? ¿Es así entre usted y sus preocupaciones, o aquellos que son la causa de ellas? Si ésa es su experiencia, ¿qué mal podría alcanzarle?
     
  • El alma que está en comunión con Dios vivirá en un espíritu de paz. Para triunfar sobre las inquietudes de este mundo, no hay nada más importante que permanecer en esta atmósfera de paz.
     
  • Nada guarda mejor al alma en el gozo de la paz que una confianza firmemente fundada en Dios. Sin ella, el hombre siempre estará excitado, presuroso, lleno de ansiedad. Si la paz de Dios guarda sus corazones, gozarán del triunfo que ella da; no manifestarán nada que se oponga o que no tenga armonía con ella.
     
  • El amor y la gracia de Dios que íntimamente nos relacionan con el cielo llenan nuestros corazones, y somos hechos capaces de llevar a almas turbadas esa tranquilidad y esa paz que nada en este mundo puede destruir.
     
  • Un poco de reposo aparte nos permite muchas veces ver todas las cosas tranquilamente con los ojos de Cristo.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

(Juan 14:27)

Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado.”

(Isaías 26:3)