Pepitas de oro /13

El amor de Cristo

El amor de Cristo

“…El amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.”
(Efesios 3:19)

  • El Señor que he aprendido a conocer como quien dio su vida por mí, es el mismo Señor con quien tengo que estar ocupado cada día de mi vida, y todas sus maneras de obrar para conmigo se basan en el mismo principio de gracia que mi salvación. Cuán precioso y alentador es saber que Cristo, en estos mismos momentos, siente y ejerce el mismo amor conmigo que cuando murió por mí en la cruz.
     
  • Su muerte abrió las ventanas de los cielos, a fin de que las fuertes corrientes de su amor pudiesen derramarse en los pobres pecadores.
     
  • “La muerte del Señor” (1 Corintios 11:26). ¡Es imposible hallar palabras que, añadidas una a otra, den un significado tan importante como éste! ¿Cuántas cosas están contenidas en el hecho de que Aquel que es llamado «el Señor» esté muerto? ¡Qué amor! ¡Qué consejos! ¡Qué eficacia! ¡Qué resultados!
     
  • Qué tranquilidad para una pobre alma, cuando comprende que está en relación con Aquel que venció a todos sus enemigos. Antes de que ella tuviera conciencia de ello, el libro de sus transgresiones cotidianas le parecía que subía ante Dios, ennegrecido de la lista de sus ofensas, anotadas en cada página con esa palabra que se repite sin cesar: «¡Pecado, pecado, pecado!». Pero ahora, esas letras negras son borradas, y en su lugar usted lee en cada página una palabra escrita con la sangre del Cordero muy amado de Dios: «¡Amor, amor, amor
     
  • Este amor es nuestro santuario mientras atravesamos un mundo lleno de trampas, en el cual encontramos la oposición de todos los hombres. Cuanto más dolorosas son las aflicciones y las perplejidades, tanto más grato es el reposo de Su presencia.
     
  • La gran cuestión para nosotros es estar cerca del Señor, y permanecer constantemente allí. Pues allí somos guardados en paz en el profundo sentimiento de su amor. Así, nuestro servicio resulta del hecho de que moramos cerca de Él, y lleva el sello de ello. ¿De qué manera Cristo revela al Padre? “El unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). Pudo manifestarlo según el gozo que Él tenía, en el mismo momento, del amor del cual era el objeto y del cual gozaba en Su seno. Era perfecto, y nosotros somos pobres y débiles siervos. No obstante, para nosotros también, es el único medio para derramar a nuestro alrededor la unción de Su presencia.
     
  • Cuando todas las tormentas hayan terminado, el esplendor de la gloria, para la cual Él nos prepara, brillará sin nubes, y este esplendor será Él mismo. ¡Cuán precioso es el amor, el amor de Jesucristo, quien nos habrá llevado a Su gloria, para estar siempre con Él!