Los milagros del Señor Jesús /4

Mateo 8:14-17 – Marcos 1:29-34 – Lucas 4:38-41

La suegra de Pedro

Quienes reverencian las Escrituras y creen en su inspiración divina no tendrán dudas en creer que existe una razón espiritual para que Mateo desplace el relato de este incidente en la narración de su evangelio. Porque él lo registra después de la curación del leproso y del siervo del centurión, mientras que Marcos y Lucas comprueban que esto ocurrió en algún momento anterior a ambos hechos.

El carácter dispensacional del evangelio de Mateo es la verdadera explicación de esta diferencia.  De este modo la sanidad del leproso por el toque de Jesús es un cuadro característico del tiempo de la presencia personal de nuestro Señor sobre la tierra. Él estuvo día tras día en contacto estrecho con Israel, dispuesto a derramar todas las bendiciones sobre la nación, pero encontró poca fe. La sanidad a distancia del siervo del centurión por medio de Su palabra evoca el período actual. Él no está más personalmente entre nosotros, pero su ­Palabra está con nosotros, y multitudes de gentiles encuentran bendición por medio de la fe en su maravilloso mensaje. La sanidad de la suegra de Pedro es un cuadro anticipado de lo que Jesús hará cuando su actual obra entre las naciones haya concluido. Él se volverá nuevamente en bondad hacia Israel, de lo cual la suegra de Pedro es una figura representativa. Ella estaba postrada en cama con una gran fiebre cuando el Señor la encontró, pero un solo toque de su mano bastó para su completa sanidad. De igual manera Él encontrará a su nación al límite de la ruina en el día en que se afirmen sus pies sobre el monte de los Olivos (Zacarías 14:4). Entonces su presencia personal será tan eficaz para el pleno levantamiento de Israel como lo fue para la suegra de Pedro. Ningunas de las iniciativas políticas desplagadas por los hombres lograran poner fin a siglos de aflicción para Israel. Ese bendito fin es completamente seguro si creemos en las Escrituras, porque esto resultará de la aparición del Hijo del Hombre. Cuando el Libertador venga de Sion, él apartará de Jacob la impiedad, y luego todo Israel será salvo (Isaías 59:20; Romanos 11:26).

La suegra de Pedro siendo sanada, termina el día con gran bendición. Multitudes de sufrientes se reunieron a su alrededor, encontrando sanidad y simpatía junto al Señor lleno de gracia. Así será también en un tiempo futuro. Cuando las doce tribus de Israel vuelvan a su país, y una vez más gocen del favor divino, paz y bendición universal prevalecerán entonces. El mundo gime bajo sus numerosas cargas, y muchas medidas son intentadas para mitigarlas, pero todos los esfuerzos en esa dirección serán fútiles hasta que el verdadero y justo Rey de toda la tierra regrese. Su orden en ese día será el siguiente: Primero, Israel bendecido; después, todas las naciones por medio de Israel. Mientras tanto, el perdón y la salvación están disponibles para todo aquel que pone su confianza en la preciosa sangre del Salvador.